¿Nuestras preferencias por el riesgo dependen de elecciones relativas?

Intervenciones
Carteras de inversión
Tipo de experimento
Exploratorio
Comportamientos clave
Comprender mejor la toma de decisiones financieras
Resultados
Incrementar ahorros de largo plazo
Áreas de enfoque
Producto
Conceptos Clave
Enmarcado Anclaje

¿Qué pasó?

Funcionó. El análisis demostró que las preferencias de las personas en cuanto a los riesgos y su tolerancia a ellos están determinadas por señales e influencias del contexto circundante.

Lecciones aprendidas

El análisis proporciona evidencia de que las preferencias de las personas y su tolerancia al riesgo no son estáticas sino que están informadas por señales e influencias del contexto circundante.

Contexto

Cuando las personas se inscriben en un plan de jubilación, inevitablemente se les pedirá que elijan un "estilo" de inversión que refleje su comodidad con el riesgo de inversión. Lo más habitual es que esta experiencia se presente en forma de selección entre un conjunto de carteras etiquetadas como "Conservadora", "Moderada" o "Crecimiento" Su selección está vinculada a una mezcla subyacente de acciones, bonos y otras inversiones que pretenden ajustarse a sus preferencias.

Averiguar nuestra propia preferencia por el riesgo no es sencillo y, por desgracia, la gente suele acabar seleccionando un conjunto de inversiones que no es el ideal. Los jóvenes inversores construyen una cartera demasiado prudente.

Los inversores corrigen en exceso la cartera para ajustarla a los cambios recientes del mercado. Al final, la gente confía en una serie de heurísticos y atajos mentales para estimar cuánto riesgo quieren en sus inversiones, lo que puede llevar a una toma de decisiones subóptima sobre sus ahorros a largo plazo.

Este proyecto explora específicamente qué papel desempeña la arquitectura de elección relacionada con la presentación de las carteras de inversión en la creación de un desajuste entre el riesgo y la tolerancia individual al riesgo.

Ideas clave

Nuestra hipótesis es que las elecciones de inversión y las preferencias de riesgo de las personas están, en parte, determinadas por las comparaciones relativas que puedan hacer. La mayoría de las personas no saben evaluar las elecciones de forma independiente; necesitan evaluarlas dentro del contexto de las alternativas.

La comparación relativa desempeña un papel importante en la forma en que, como consumidores, evaluamos y tomamos decisiones financieras.

Como ejemplo, investigaciones anteriores demuestran que cambiar el conjunto de opciones para incluir un "señuelo" puede cambiar las preferencias de la gente. Es más probable que las personas compren opciones similares, pero superiores a la elección señuelo, incluso cuando eran más de comprar una opción diferente antes de que se añadiera la elección señuelo.

Experimento

En este experimento, asignamos aleatoriamente a 605 encuestados a tres condiciones diferentes de "cartera de inversión". En cada condición, se les mostró un conjunto de cuatro carteras de inversión y se les pidió que seleccionaran la cartera en la que sería más probable que invirtieran si tuvieran la oportunidad de hacerlo.

Los conjuntos de carteras variaron para cada condición en función de la distribución del riesgo y el rendimiento entre las cuatro carteras de inversión:

Resultados

Comenzamos nuestro análisis codificando cada cartera de 1 a 4, en términos de riesgo y recompensa dentro de un conjunto de elección específico. Así, mientras que la cartera "Equilibrada" se codificó como un "3" en el conjunto de elección de bajo riesgo, se codificó como un "1" en el conjunto de elección de alto riesgo. Si las personas fueran sensibles a los cambios en el riesgo, esperaríamos que el riesgo medio de las carteras seleccionadas cambiara a medida que la distribución general del riesgo se inclinara en una dirección u otra.

Vemos que los encuestados realizaron selecciones de inversión que reflejan una sensibilidad al riesgo: el riesgo medio de las carteras seleccionadas disminuye significativamente entre los conjuntos de elección de riesgo bajo, par y alto (p<0,001). Por ejemplo, los participantes a los que se mostró el conjunto de elección de bajo riesgo seleccionarían la cartera con mayor riesgo y rendimiento del conjunto de elección, lo que indica una preferencia por las inversiones más agresivas.

A continuación, utilizamos las respuestas medias de las tres condiciones para crear una distribución "esperada" de las selecciones en las seis carteras. A continuación, predijimos cuántas personas seleccionarían cada una de las carteras cuando se les presentara un conjunto de elección concreto. Si la gente seleccionara las carteras de inversión independientemente del conjunto de elección, la distribución observada coincidiría con la distribución esperada.

Vimos que no era así. Aunque los encuestados cambiaron sus selecciones de forma sensible al riesgo, no lo hicieron tanto como se esperaba. Los encuestados a los que se mostró el conjunto de opciones de bajo riesgo seleccionaron, por término medio, carteras significativamente menos arriesgadas de lo esperado (p=0,001). Los encuestados a los que se mostró el conjunto de elección de alto riesgo seleccionaron carteras significativamente más arriesgadas de lo esperado (p<0,001).

Estas diferencias pueden haberse debido a las convenciones de denominación utilizadas para etiquetar cada una de las carteras de inversión. Aun así, el análisis aporta pruebas de que las preferencias y la tolerancia al riesgo de las personas no son estáticas, sino que se ven influidas por los indicios y las influencias del contexto circundante.